miércoles, 5 de diciembre de 2007

Entrevista a Andrea Vial sobre los resultados

-Como presidenta del jurado, cuéntanos las razones que tuvieron para otorgar el gran premio.

-El trabajo de Claudia Farfán para Qué Pasa sobre el recordado “Piñeragate” es un gran reportaje que de alguna manera cierra un capítulo de la historia política chilena. Se ha escrito mucho sobre este tema, pero ahora, después de años, una periodista como Claudia Farfán lo retoma, reinvestiga y revela muchos hechos hasta ahora desconocidos.

A mí me llamó la atención que el reportaje no tuviera más consecuencias en el mundo político y periodístico. De verdad, lo merecía. En Chile estamos acostumbrados a ser bastante histéricos con algunas noticias, sobre todo con los golpes periodísticos, y después quedan ahí y nunca se resuelven. De alguna manera este reportaje va en la corriente contraria. Retoma el tema y lo resuelve. Y está escrito de forma tal que si tú lees esto en veinte años más, igual vas a entender qué sucedió.


-¿Por qué no se graba la votación del jurado y se hace pública?
-Bueno, en el jurado hay total libertad para decir lo que uno piensa, y si lees esas opiniones fuera del contexto en que se dieron, pueden ser mal interpretadas. Por ejemplo: suele ocurrir en la discusión que de antemano un jurado tiene clarísimo quién va a ganar, pero al escuchar los argumentos de los otros, se replantea esa opinión. A mí me eso parece muy interesante y sano. Nos hemos impuesto una norma que es llegar a los premiados por unanimidad, y siempre está latente la frase “sigamos conversando para convencernos”.


-¿Por qué hubo sólo un reportaje del Transantiago, si fue uno de los grandes temas de año?
-
Es interesante lo que pasó ahí. Yo creo que las historias del Transantiago estuvieron mucho mejor resueltas en televisión que en la prensa escrita. Hay noticias como el Transantiago, como la muerte de Pinochet, que son tan potentes en la televisión que no sé qué pasa, quedan medio ocultas en la prensa escrita. Así como hay pocos trabajos sobre Transantiago, hay pocos sobre la muerte de Pinochet, y el año pasado hubo poco de la “Revolución Pingüina”. Quizás el material de excelencia necesita cierta distancia para ser narrado. A lo mejor esos temas están muy encima y además la televisión compite muy fuerte con la prensa escrita.

-Veamos los ganadores por categorías. En la categoría “Golpe periodístico” ganó la serie de El Mercurio sobre la corrupción en la Concertación: las entrevistas a Edgardo Boeninger y Jorge Shaulsohn.
-Esas entrevistas de Mauricio Carvallo (en realidad corresponden a una trilogía que se completa con otra a Gonzalo Martner) fueron un golpe periodístico claro. Después de su publicación, sobre todo de la de Schaulsohn -que tituló como “Ideología de la corrupción” lo que había expresado antes Boeninger-, hubo un cambio de agenda en los medios. De alguna manera la opinión pública sintió por primera vez, en forma casi unánime, que efectivamente durante los gobiernos de la concertación hubo actos de corrupción más allá de lo que hasta ese momento se había entendido. Hasta el caso MOP-GATE había dos miradas. Una desde la Alianza y una desde la Concertación. Creo que a partir de estas entrevistas ya no hubo ninguna justificación, ninguna defensa. La lectura y el impacto que tuvo esto en la opinión pública van a marcar el futuro político de Chile.

-En la categoría “Opinión” hubo una columna de fútbol, la de Felipe Bianchi en El Mercurio sobre los problemas policiales de la selección sub-23 en Canadá.

-La columna “Perdón, pero…” yo la encontré magistral. Magistralmente escrita, primero. Es cierto que antes de que se publicara hubo una columna en La Nación Domingo que tocaba el tema, pero a mí me parece que la columna de Felipe lo tocó mejor. Fue contra todo lo que estaba ocurriendo en ese minuto, contra cómo se interpretaba el tema, contra una especie de histeria chauvinista en la que desgraciadamente estaba muy involucrada la prensa. Era un momento en que el periodismo se equivocó y, en vez de empatizar o sintonizar con la audiencia, creyó ser parte de ella. Felipe Bianchi toma el tema, se atreve a decir lo que dice y a encarar todo esto. A mi juicio, da vuelta la ola y la pone en el punto donde debe estar. Es una columna que no sólo se refiere al tema del fútbol, sino que recoge este ambiente farandulero en que estamos cayendo los periodistas.

-Un trabajo de The Clinic, “El Crimen de Javiera”, de Carla Celis y Juan Andrés Guzmán, ganó la categoría “Reportaje”.

-“El Crimen de Javiera” es una obra magistral de edición y de estructura dramática sobre un drama terrible: el de una niñita que es lanzada por la ventana de un edificio por su padre. Es, en el fondo, la reconstrucción de un asesinato a través de las declaraciones que hicieron los implicados y los testigos en el juicio. Lo interesante es la estructura dramática. Desde el título sabemos el final: alguien va a morir. Sin embargo, no sabemos cómo Javiera va a morir, y eso no se revela hasta el final. Lo otro que es muy interesante es la edición: el paso entre lo que declara un testigo y lo que declara otro es muy fluido.

-Finalmente, en la categoría “Entrevista o perfil”, ganó Marcela Recabarren, de revista Paula, con “Narcotest”: un perfil a un fiscal amenazado por narcos.
–Este trabajo tiene la pluma de Marcela Recabarren. Ella es una periodista que lleva varios años escribiendo en revista Paula y que ha sido finalista antes en este premio, y lo que me salta a la vista es la falta de pretensión que tiene su pluma. Y yo creo que eso hoy, en Chile, por Dios que les cuesta a los periodistas, incluso a los buenos: ser capaces de narrar en forma clara, directa, adjetivando lo que corresponde, con estructura dramática... Para mí “Narcotest” es una pieza clásica de buen periodismo. A lo mejor no es una obra magistral, pero para mí es un clásico. Y como en la moda, lo clásico es siempre bienvenido.

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